Sé tú mismo. Ja, como si fuera tan fácil. Esa frase debió inventarla alguien que tenía muchos amigos y una vida fácil, alguien como yo seguro que no. En el cole me siento un poco solo, no tengo muchos amigos. A ver, que tener tengo, ese no es el problema, el problema es que se juntan con gente con la que yo no me llevo, entonces en el patio, por ejemplo, acostumbro a ir de grupo en grupo, eso no me gusta y no sienta bien ni al resto ni a mí, por razones obvias. Ser uno mismo es muy complicado a veces, ¿sabes? El miedo al rechazo es el miedo más salvaje, el más irracional, el más fuerte, porque a todos nos importa mucho (quizá demasiado) nuestra posición social, el qué dirán, el cómo quedamos ante el resto. Por eso hay tanta gente que dice: "sé tú mismo" y luego ocultan cosas, fingen, se muestran de otra forma. Yo ya estoy tan acostumbrado a que me miren raro y a no pintar nada que soy como soy, y cada vez que alguien me mira mal o me dice algo, con la frente bien alta le puedo decir: "Sí, soy así, y me siento orgulloso. Si no te gusta aléjate, no es mi problema". Por eso a ti, que estás leyendo esto, te quiero dar un consejo: no es fácil, nada fácil. Puede doler, puede costar caro, pero a la larga te saldrá mejor mostrarte como eres frente a todo el mundo. Aunque cueste, sé que es complicado, yo el primero, pero te aseguro que vas a descubrir cosas fascinantes. Y si no, que me pregunten a mí.
Como cada mañana, abrió el único chat que tenía fijado y escribió con velocidad: "buenos días! :)", guardó el móvil en su bolsillo trasero y fue a desayunar. Se puso el café y le llegó un mensaje, lo que hizo que el corazón de la chica se parara por un momento y comenzara a latir con mucha fuerza al pensar que había sido ese chat de arriba del todo el que había sonado. Sabía que no era así, pero aún le pasaba, no había conseguido acostumbrarse a la ausencia de la antigua dueña de esa conversación. Supuso que era normal, apenas hacía diez días de todo, bastante que iba a volver a clase. Se tomó el café y una tostada a duras penas, desde que su ángel de la guarda se había ido nunca le apetecía comer nada. Le dolía que los buenos días nunca tuvieran un segundo tick indicando que habían llegado a su destinataria. Pero es que en realidad ya no había destinataria. La chica salió del portal y caminó, triste, mientras una canción que no era capaz de escuchar sonaba en sus cascos y ...
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