Te echo de menos, ¿sabes? Te echo de menos, porque siempre estabas a mi lado para lo que fuera, pasara lo que pasara. Porque me hiciste comprobar mil y una veces que podía confiar en ti, que nunca me ibas a dejar. Porque me enseñaste el valor de ser apoyada, pero también de apoyar a los demás, porque me demostraste con un maravilloso ejemplo cómo se ayuda al resto, cómo se da todo por un amigo. Te echo de menos porque gracias a ti he aprendido a ayudar a cualquier persona, a dar segundas oportunidades, a no esperar nada si hago un favor, a tener paciencia. Y todo lo que me has enseñado lo he aprendido porque tú lo hiciste conmigo. Tú estuviste a mi lado, tú me demostraste que podía confiar en ti, tú me apoyaste bajo cualquier circunstancia, en cualquier situación, siempre. Absolutamente siempre. Y me has enseñado el valor de una amistad, lo importante que es un amigo sincero, en quien puedas confiar, que siempre te vaya a apoyar, eso también lo hiciste conmigo. En infantil, tercero, cuarto, quinto y en sexto. Y ahora, en primero, que nos vemos menos de una vez al mes, que vivimos muy lejos, que tenemos que cuadrar agendas para contarnos algo, que no podemos salir de casa, ahora también me has apoyado, también me has hecho saber que podía contar contigo, aunque fuera a distancia. Que el destino es caprichoso, y quiso que no nos viéramos aquel viernes, que es caprichoso, y no ha querido que nos veamos en mucho tiempo, que es caprichoso, y ha hecho que todo sea muy difícil, que lo hayamos pasado mal, que es caprichoso, y ha conseguido ponernos obstáculos allá donde fuéramos. Pero gracias a ese destino caprichoso te he conocido, he confiado en ti y he descubierto en mi compañera de clase una amiga, una gran persona y, sobretodo, el mayor apoyo que he tenido en la vida, y que tendré jamás.Te echo de menos.
Como cada mañana, abrió el único chat que tenía fijado y escribió con velocidad: "buenos días! :)", guardó el móvil en su bolsillo trasero y fue a desayunar. Se puso el café y le llegó un mensaje, lo que hizo que el corazón de la chica se parara por un momento y comenzara a latir con mucha fuerza al pensar que había sido ese chat de arriba del todo el que había sonado. Sabía que no era así, pero aún le pasaba, no había conseguido acostumbrarse a la ausencia de la antigua dueña de esa conversación. Supuso que era normal, apenas hacía diez días de todo, bastante que iba a volver a clase. Se tomó el café y una tostada a duras penas, desde que su ángel de la guarda se había ido nunca le apetecía comer nada. Le dolía que los buenos días nunca tuvieran un segundo tick indicando que habían llegado a su destinataria. Pero es que en realidad ya no había destinataria. La chica salió del portal y caminó, triste, mientras una canción que no era capaz de escuchar sonaba en sus cascos y ...
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