Entre lágrimas pude comenzar a leer la carta que mi novio había dejado sobre la mesa: "Lo siento, Cris. Lo siento de verdad, pero es que no sabía qué más hacer, y créeme si te digo que a mí también me parte el alma haberme ido. Te prometo que intentaré compensarte, aunque todavía no se cómo ni desde dónde. De hecho, no sé qué voy a hacer ahora que ya no estoy contigo. El vacío en el pecho es insoportable, pero ya he vivido muchas veces ocultando mis sentimientos. Por el momento me iré a casa de mi hermana hasta que encuentre un trabajo, después me pagaré mi propio piso. Y te cuento todo esto porque si de verdad escribiera lo que estoy pensando y sintiendo me desharía en lágrimas. Te voy a echar de menos, muchísimo, pero después de no haberte contado que tus padres habían tenido un accidente no me veía capaz de seguir a tu lado como si nada, sonriendo cada mañana. Se me hace un mundo despertarme con la alarma del móvil y no con tus besos, amanecer solo en la cama, desayunar solo o con mi hermana y acostarme sin ese buenas noches que tanto me enamoraba. Dormir sin tu brazo rodeando mi cintura, no sentir tus caricias en mitad de la noche, no poder darte un beso cuando me voy a pasear de buena mañana... Son demasiadas las cosas que voy a echar de menos, pero espero aprender a convivir con este dolor, dado que no voy a olvidarte jamás. Te pido por favor que no me busques, que no vengas a por mí, que no me escribas ni me llames, que me olvides, que sigas con tu vida, que no rompas tu rutina, que no hagas nada raro ni ninguna locura, ¿vale? Olvida este capítulo de tu vida, y en vez de pasar página arranca las anteriores, quémalas y déjalas caer en el olvido, porque después de lo que te estoy haciendo sufrir creo que no merezco otra cosa. A pesar de todo, te quiero. Adam." Me apoyé contra la pared y me dejé caer hasta el suelo. Lloré.
Como cada mañana, abrió el único chat que tenía fijado y escribió con velocidad: "buenos días! :)", guardó el móvil en su bolsillo trasero y fue a desayunar. Se puso el café y le llegó un mensaje, lo que hizo que el corazón de la chica se parara por un momento y comenzara a latir con mucha fuerza al pensar que había sido ese chat de arriba del todo el que había sonado. Sabía que no era así, pero aún le pasaba, no había conseguido acostumbrarse a la ausencia de la antigua dueña de esa conversación. Supuso que era normal, apenas hacía diez días de todo, bastante que iba a volver a clase. Se tomó el café y una tostada a duras penas, desde que su ángel de la guarda se había ido nunca le apetecía comer nada. Le dolía que los buenos días nunca tuvieran un segundo tick indicando que habían llegado a su destinataria. Pero es que en realidad ya no había destinataria. La chica salió del portal y caminó, triste, mientras una canción que no era capaz de escuchar sonaba en sus cascos y ...
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