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DAME LA MANO

Dame la mano. Quiero que me des la mano y que me sujetes para que no me caiga, que me enseñes la luz al final del túnel, que le des sentido a mi vida, que me salves de este abismo oscuro en el que estoy a punto de caer. Dame la mano y apriétamela muy fuerte, sácame de aquí, de este pozo al que me estoy cayendo, dame la mano y no se te ocurra soltarla. Sujétala fuerte, apriétala y dime que todo irá bien, abrázame, consuélame. Haz que me apetezca levantarme por las mañanas, rodéame con el brazo para dormir, hazme una caricia y deséame buenas noches. Hazme sentir acogida, protegida, a gusto. Demuéstrame que puedo confiar en ti, escucha mis problemas, dame consejos, ayúdame a que todo salga bien. Ven a mi lado, junto a mí, déjame acurrucarme en tus piernas a llorar, a deshacer el nudo que llevo dentro, a desahogarme. Déjame descansar en tus brazos, en tus piernas, en ti, dormir tranquila, con la seguridad de que a tu lado voy a estar bien y no me va a pasar nada. Déjame poner la cabeza en tus piernas, hazme caricias en la mejilla, sécame las lágrimas y dime que todo se acabará solucionando. Déjame tu pecho para apoyarme en él a llorar, para estar tranquila, para que me tranquilices. Ayúdame a no sentirme tan sola, a saber que hay alguien a mi lado para ayudarme, hazme feliz, ilusióname. Ven conmigo, de la mano, y vamos a ser felices juntos, los dos. Pero enséñame, recuérdame cómo es ser feliz, guíame por nuestro camino, aunque sea difícil, aunque esté lleno de obstáculos, yo sé que juntos podemos superarlos. ¿Quién eres? No te conozco, no sé quién eres, no sé si existes, no sé si algún día te conoceré, pero sí sé que me sacarás de la tristeza, del miedo, de la desesperanza. Tú me sacarás de allí y me devolverás la alegría, la ilusión, las ganas de hacer cosas. Ven, aparece en mi vida y cámbiala, hazla mejor, ayúdame a ser feliz. Eso sí, si llegas, que sea para quedarte.

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