- Hoy he pensado en ti, y lo que quería decirte y que conservaras: cuando te miras al espejo ves las señales que la experiencia ha dejado en ti. Que si sigues mirando profundamente verás ilusión, deseo y ganas de vivir, de dar y recibir. No lo olvides nunca.
- +Te quiero. -Ah ¿sí? +Sí, con toda mi alma. -Yo también
- ¿Y sabes a qué más he venido? A decirte que no quiero saber nada de ti. No me llames. No me escribas. No me hables. No me mires. Yo para ti no existo, para ti he muerto. ¿Eso lo entiendes?
- Me fui, sí, y te dejé sola. Pero para ayudar a otros. A otros que necesitaban mi ayuda más que tú, una niña egoísta que quiere ayuda para fardar. Anda, sal de aquí, que he vuelto a por unas cosas con el deseo de no encontrarnos.
- Mi amor... Yo te quiero, te quiero con el alma, pero tienes que entender que esto lo hago para que podamos seguir queriéndonos, para que podamos seguir juntos. Nos hemos separado ya dos veces, y te prometo que no voy a permitir que vuelva a pasar.
- ¿Qué quieres, pequeña? Pues claro, yo te doy un abrazo y los que necesites. ¿Qué te pasa?
- Y una cosa puedo jurar: hasta el día en que te mueras no vas a volver a sentirte sola ni sin apoyo, porque pienso encargarme. Y si muero antes que tú ya te digo yo que me aseguraré de que no te falte apoyo y amor alrededor. Te lo juro por mi vida
- +Es importante que nunca te detengas, que pase lo que pase sigas adelante, y yo te ayudo, que sola no puedes - Ya te digo yo que puedo siete veces más que tú, nunca infravalores a nadie. A nadie
Como cada mañana, abrió el único chat que tenía fijado y escribió con velocidad: "buenos días! :)", guardó el móvil en su bolsillo trasero y fue a desayunar. Se puso el café y le llegó un mensaje, lo que hizo que el corazón de la chica se parara por un momento y comenzara a latir con mucha fuerza al pensar que había sido ese chat de arriba del todo el que había sonado. Sabía que no era así, pero aún le pasaba, no había conseguido acostumbrarse a la ausencia de la antigua dueña de esa conversación. Supuso que era normal, apenas hacía diez días de todo, bastante que iba a volver a clase. Se tomó el café y una tostada a duras penas, desde que su ángel de la guarda se había ido nunca le apetecía comer nada. Le dolía que los buenos días nunca tuvieran un segundo tick indicando que habían llegado a su destinataria. Pero es que en realidad ya no había destinataria. La chica salió del portal y caminó, triste, mientras una canción que no era capaz de escuchar sonaba en sus cascos y ...
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