- No me lo puedo creer. ¿Te vas?
- ¿Qué pasa, que pensabas que te iba a perdonar o algo así?
- ¿Cómo? Pero si eres tú el que me ha empujado a hacerlo
- Ah, claro - dice, con sarcasmo - perdón, olvidaba que tú siempre tienes la razón y yo la culpa. ¿No es así?
- ¡Por supuesto que no!
- ¡Pues cualquiera lo diría!
- Mira, me pones de los nervios
- Por eso me voy
- Pero no te vayas, lo podemos arreglar todavía
- No sé si quieres engañarme a mí o a tí, pero ambos sabemos más que de sobra que esta relación no era sincera. Verónica, nunca lo fue
- ¡Al principio sí!
- Cierto, y luego seguí contigo porque me hiciste chantaje con sacar mis trapos sucios
- No, eso no fue así, yo paso de tus trapos sucios. Sólo te advertí de que si te ibas cierto libro de dedicatorias que tienes por ahí ardería en la hoguera
- ¡Un chantaje aún más sucio! Mira, siempre fingimos que nos queríamos y que todo iba bien, pero ya estoy harto de esto
- Pues ya sabes lo que va a pasar con tu libro...
- Das asco, te lo juro - dice con lágrimas en los ojos - y te aseguro que te va a salir caro
- ¿Y qué vas a hacer? - Dice Vero, con sarcasmo - ¿Tirarme a la piscina? - Cansado y harto de todo, grita a todo lo que da:
- Cállate, cállate de una puñetera vez, eres la peor persona que he conocido nunca, un ser despreciable, aléjate de mí, no quiero volver a verte en mi vida. - Se da media vuelta y sale de la casa, dando tal portazo que tiemblan los cuadros en la pared. Y cuando ella se da cuenta de que se ha ido y no va a volver, se le ahogan las amenazas y el adiós en la garganta y algo se le rompe por dentro
- ¿Qué pasa, que pensabas que te iba a perdonar o algo así?
- ¿Cómo? Pero si eres tú el que me ha empujado a hacerlo
- Ah, claro - dice, con sarcasmo - perdón, olvidaba que tú siempre tienes la razón y yo la culpa. ¿No es así?
- ¡Por supuesto que no!
- ¡Pues cualquiera lo diría!
- Mira, me pones de los nervios
- Por eso me voy
- Pero no te vayas, lo podemos arreglar todavía
- No sé si quieres engañarme a mí o a tí, pero ambos sabemos más que de sobra que esta relación no era sincera. Verónica, nunca lo fue
- ¡Al principio sí!
- Cierto, y luego seguí contigo porque me hiciste chantaje con sacar mis trapos sucios
- No, eso no fue así, yo paso de tus trapos sucios. Sólo te advertí de que si te ibas cierto libro de dedicatorias que tienes por ahí ardería en la hoguera
- ¡Un chantaje aún más sucio! Mira, siempre fingimos que nos queríamos y que todo iba bien, pero ya estoy harto de esto
- Pues ya sabes lo que va a pasar con tu libro...
- Das asco, te lo juro - dice con lágrimas en los ojos - y te aseguro que te va a salir caro
- ¿Y qué vas a hacer? - Dice Vero, con sarcasmo - ¿Tirarme a la piscina? - Cansado y harto de todo, grita a todo lo que da:
- Cállate, cállate de una puñetera vez, eres la peor persona que he conocido nunca, un ser despreciable, aléjate de mí, no quiero volver a verte en mi vida. - Se da media vuelta y sale de la casa, dando tal portazo que tiemblan los cuadros en la pared. Y cuando ella se da cuenta de que se ha ido y no va a volver, se le ahogan las amenazas y el adiós en la garganta y algo se le rompe por dentro
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