Historia a partir de la palabra "precipitaba"
Avancé un paso sin ninguna determinación y tuve la misma sensación que cuando me tiraba a la piscina andando hasta caer al agua, solo que esta vez era más definitivo. Caras volaban a mi alrededor mientras yo me precipitaba hacia el vacío, de su mano. Ella caía conmigo. De pronto me empezó a llamar, con tu voz, y me desperté de golpe, incorporándome bruscamente y chocando con tu cabeza
- Mierda, perdón. ¿Qué pasa?
- Estabas gritando. ¿Todo bien?
- ¿Gritando? - Me extrañó, porque en el precipicio solo se oía el silbido del viento. Asentiste y nos frotamos la cabeza a la vez. Sonreímos y salí de la cama, subiendo la persiana
- ¿Qué soñabas?
- Nada
- Di que no me lo quieres contar, anda, pero no me mientas
- ¿Hay desayuno? - Evadí tu comentario mientras iba hacia la cocina
- Sí. Tostadas
- ¿A qué hora te has levantado? - Bostecé y saqué una bandeja
- Hace nada, a las nueve. No he desayunado todavía
- ¿Qué hora es, Dix? - Mientras iba poniendo nuestra comida en la bandeja me hacía un peinado y te lo hacía a ti
- Las nueve y veintiocho, exactamente
- Me gustan los sábados, no me gusta madrugar. Madrugar los sábados es algo que no sé si me gusta - Declaré, provocando tu risa. Caminamos hasta el salón y empezamos a desayunar
- Buena frase, Nix
- ¿Hay planes hoy?
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