Ir al contenido principal

TU PELO RUBIO CASI INEXISTENTE

La primera vez que te vi rellenabas un formulario para el cole. Yo estaba esperando a que me recogieran mis padres y tú acababas de llegar nueva al cole. Me fijé en ti, tu pelo rubio casi inexistente y esa camiseta atrevida y corta. Fosforita, como siempre fuiste tú, llamando la atención y desentonando. Por entonces había unos cánones de belleza muy estrictos, y tú los rompiste todos con tu ropa sencilla y sin embargo con tanto estilo. Me había bajado la regla por primera vez y me senté en un banco, avergonzada, hasta que mis padres me llevaran a casa. Pero no venían. Con los shorts más ceñidos que había visto nunca, en mi linda inocencia, llenos de dibujitos hechos por ti misma, y unas sandalias de cuero sencillas que llevabas con estilo, te diste la vuelta y me viste. Masticabas un chicle y sonreías mientras mordisqueabas tu boli. Lo guardaste en la riñonera verde y te acercaste a mí, moviendo las caderas con embrujo. Te presentaste con desparpajo y me preguntaste si era nueva. No te quería decir por qué estaba allí, pero te lo dije. En seguida sacaste una compresa de tu riñonera y me la ofreciste, diciendo que si no sabía cómo usarla te lo dijera. Me acompañaste al baño y me contaste que era el tercer año que repetías curso, que tenías catorce años recién cumplidos y que te tenías que cambiar de cole porque en el otro te habían echado. Pensé, en ese momento, que no debía juntarme contigo, pero me fascinabas de una forma que nunca llegué a entender y seguí hablando contigo. Me hablaste de los otros coles y de las mentiras que contaban de ti y por culpa de las que te habían expulsado. También me preguntaste por mis amigas, pero me dio miedo decirte que no tenía. Luego tuve el valor de preguntarte por qué llevabas el pelo tan corto, y ahí rompí sin querer la magia que habíamos creado. Me dijiste que ya nos veríamos y saliste del baño sin explicarme cómo se ponía una compresa, dejándome sola cual tonta

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL ÚNICO CHAT FIJADO

 Como cada mañana, abrió el único chat que tenía fijado y escribió con velocidad: "buenos días! :)", guardó el móvil en su bolsillo trasero y fue a desayunar. Se puso el café y le llegó un mensaje, lo que hizo que el corazón de la chica se parara por un momento y comenzara a latir con mucha fuerza al pensar que había sido ese chat de arriba del todo el que había sonado. Sabía que no era así, pero aún le pasaba, no había conseguido acostumbrarse a la ausencia de la antigua dueña de esa conversación. Supuso que era normal, apenas hacía diez días de todo, bastante que iba a volver a clase. Se tomó el café y una tostada a duras penas, desde que su ángel de la guarda se había ido nunca le apetecía comer nada. Le dolía que los buenos días nunca tuvieran un segundo tick  indicando que habían llegado a su destinataria. Pero es que en realidad ya no había destinataria. La chica salió del portal y caminó, triste, mientras una canción que no era capaz de escuchar sonaba en sus cascos y ...

EL TREN

 Café en mano, Luana se sienta en la cómoda silla y se decide a empezar el artículo de una vez. Ya no le queda más remedio, si quiere entregarlo en tres días. Por suerte, es muy pronto y la redacción está vacía. Mejor, no soporta la gente mientras trabaja.  Se termina el café, ya frío, y se echa hacia atrás en la silla mientras resopla. Está cansada y aún le queda lo peor. Cuando dan las diez y lleva tres horas en las que lo único que ha hecho ha sido borrar lo que escribía una y otra vez, coge el vaso de cartón vacío y se va. Tiene que coger un tren. Por el camino sigue pensando en el maldito artículo sobre terrorismo que desde hace una semana la tiene sin parar; no se le ocurre absolutamente nada y cada palabra que une con otra le parece una basura que no puede evitar borrar. Se sienta en el tren con otro café en la mano. Esa bebida le encanta. Sonríe levemente, casi sin que se note; por muy cansada que esté, la idea de ese viaje le encanta. Una chica joven se sienta a su la...

FOTOS ORDENADAS

 La inspectora, también médico forense del pequeño pueblo en el que se crió y donde aún vive, entra en la casa de la chica cuyo cadáver tuvo que analizar y preparar para el funeral ayer mismo. Rota de dolor, cierra los ojos y deja que una lágrima ruede por su mejilla al recordar el cuerpo de la chica sobre la fría mesa. Recorre las estancias, que conoce de memoria porque la madre de la fallecida fue su amiga y pasó allí muchos ratos de juegos en la infancia y charlas en la adolescencia, hasta llegar al cuarto de Dyana. Se para frente a la puerta, que tiene unas cuantas fotos y un par de carteles. Las fotos muestran a Dyana de bebé, con su padre, su tía, su madre, su hermano, una amiga, en alguna foto sale sola, también las hay de familia... Y en los carteles pone "life is beautiful" y "Lady Di, duquesa del tiro con arco", el segundo le saca una sonrisa a la mujer, que lo acaricia con los dedos, y abre la puerta. Dos pasos la adentran en la habitación, que parece más...

DOS PALABRAS

 ¿Cómo es posible que la vida nos arrebate en segundos lo que llevábamos años cultivando? Siempre fui de las que reflexionan de vez en cuando sobre la gran repercusión que tienen los gestos más pequeños que hacemos en nuestro día a día, a veces incluso sin darnos cuenta; pero jamás pensé que dos palabras, dos simples palabras, pudieran llevarse por delante todo aquello por lo que siempre habías luchado. Doce años de felicidad que se esfuman con treinta segundos de confusión, cuarenta y seis años de sonrisas y llantos que desaparecen con un movimiento en el momento menos indicado. Un accidente, casual, inintencionado, que arranca sueños, alegrías y planes de entre las manos y se lleva lo que estaba por pasar para no devolverlo. Ese pequeño gesto, el pensamiento como un rayo, el escalofrío que recorre el cuerpo de arriba a abajo, las dos palabras pronunciadas que le van a dar la vuelta a todo, el dolor que sucede a la tragedia que nunca entenderás. La voz, la sonrisa, la risa, el enf...

ACCIÓN

- ¿Qué pasa aquí? Clau, ¿estás bien? - Rompiendo a reír Laura dice - Pero, ¿qué digo de Clau? ¡Perdón, se me ha pirado por completo! - No pasa nada, Laura, presta atención y recuerda que aquí Clau no es Clau, si no Lucía - Lo mejor es que has confundido a Clau con Clau pero resulta que no es Clau - interviene Cristóbal. En el plató todos ríen, mientras el director dice que hay que seguir grabando. Laura sale de plató y vuelve a entrar en cuanto oye el "acción" del director, diciendo: - ¿Qué pasa aquí? Lucía, ¿va todo bien? - Me... Me acabo de sincerar con Luis - tartamudea Claudia, metida en su papel. Haciendo de Cristina, Laura la mira preocupada y le interroga con la mirada: - Pero, ¿todo... todo? - Sí. Lo que se dice sincerarse, vamos - ¿Y no crees que hubiera sido mejor hacerlo de otra manera o...? No sé, Lu, me preocupa que... Aj, no es nada creíble, no me gusta - Que sí, Lau, que lo estabas haciendo genial - la anima Claudia - Pues no me gusta. Pero nada, vamos...