Historia a partir de la palabra "apuesta/apostar"
- No voy a hacer una apuesta contigo, Yla. Sabes que yo no apuesto, y menos en estas circunstancias
- ¿Qué más dará, Adia? Precisamente por las circunstancias - Adia resopla y me tira una bola de nieve casi sin energía. Está agotada, pero sigue manteniendo la sonrisa. Ella es así, siempre lo ha sido, y cuanto peor está más sonríe. Le devuelvo el golpe y me levanto para acercarme a ella
- No, no, no. Ylana Sadíez, ni se te pase por la cabeza - No sabe lo que voy a hacer (creo que ni yo misma lo tengo claro), pero no quiere ni levantarse y está en clara desventaja ante mí. Además, desde que nos conocimos quedó claro que siempre voy a ser yo la que se lance a atacar y ella quien se repliegue y piense una estrategia. Bueno, desde que estamos aquí es como si hubiéramos intercambiado papeles y ella suele pensar en un ataque, pero ahora que es un juego...
- Adia, si no te quieres levantar tendré que levantarte yo. Porque claro, ahí sentada no te vas a quedar. Mucho menos cuando hemos apostado
- No hemos apostada nada. Además, aunque aceptara tu apuesta ganaría porque ambas sabemos qu... - La callo con un bolazo en la cara. En la boca, de hecho, que ahora tiene llena de nieve. De esta me mata... Me echo a reír y ella me imita, empezando a rodar por el suelo - Quieres jugar, ¿no? Muy bien, pues juguemos. Acepto la apuesta - No me deja tiempo para asimilar la noticia cuando pulsa el botón azul de su reloj y empieza la acción. Está claro que tanto ella como yo pensamos disfrutar a pesar de las circunstancias. O quizá precisamente por las circunstancias.
Comentarios
Publicar un comentario