La inspectora, también médico forense del pequeño pueblo en el que se crió y donde aún vive, entra en la casa de la chica cuyo cadáver tuvo que analizar y preparar para el funeral ayer mismo. Rota de dolor, cierra los ojos y deja que una lágrima ruede por su mejilla al recordar el cuerpo de la chica sobre la fría mesa. Recorre las estancias, que conoce de memoria porque la madre de la fallecida fue su amiga y pasó allí muchos ratos de juegos en la infancia y charlas en la adolescencia, hasta llegar al cuarto de Dyana. Se para frente a la puerta, que tiene unas cuantas fotos y un par de carteles. Las fotos muestran a Dyana de bebé, con su padre, su tía, su madre, su hermano, una amiga, en alguna foto sale sola, también las hay de familia... Y en los carteles pone "life is beautiful" y "Lady Di, duquesa del tiro con arco", el segundo le saca una sonrisa a la mujer, que lo acaricia con los dedos, y abre la puerta. Dos pasos la adentran en la habitación, que parece más un museo: todas las paredes están llenas de fotos y todo tipo de recuerdos. Un corcho tiene la tarjeta de embarque de un avión a Grecia y el billete de vuelta, junto con miles de fotos que lo llenan solo con cosas de aquel viaje. El otro corcho que hay en el cuarto tiene cosas de tiro con arco, fotos de Dyana practicando el deporte, diplomas de competiciones... Amaba tirar. Después de examinar ambos corchos, la forense se gira hacia las paredes, forradas por completo de papeles: fotos, dedicatorias, marcapáginas, textos escritos a manos con letra pulcra pero desordenada, hojas llenas de caracteres de ordenador, tickets, dibujos, frases, planos, mapas, billetes, cartas, listas, programas, folletos, notas adhesivas, llaveros, pulseras y todo tipo de recuerdos llenan el cuarto de color y sonrisas. Madre mía, lo que le gustaba a esa chica guardarlo todo...
Sigue observando con detenimiento todo lo que ve en cada rincón del cuarto y cuando termina da una vuelta sobre sí misma; sorprendida, porque hay algo que no le encaja; y con los ojos llenos de lágrimas, porque ha entrado en esa casa como policía en busca de pruebas, pero en realidad sabe perfectamente lo que pasó y solo quería despedirse de la pequeña de alguna forma.
Da un paso hacia la puerta lentamente, sin querer irse, y de pronto se da cuenta de lo que no le cuadra: es un cuarto personalizado, de Dyana y solo suyo, pero está completamente ordenado: nada fuera de lugar, nada caído, nada sin hacer, la mesa con solo el atril y el portátil encima... Conocía perfectamente a la fallecida y era un completo caos, aparte de que durante las semanas antes de morir estaba revisando los papeles de las estanterías y tirando muchos de ellos, no tiene sentido que no haya ningún montón ni que la papelera esté vacía...
¿Qué está pasando?
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