¿Cómo es posible que la vida nos arrebate en segundos lo que llevábamos años cultivando? Siempre fui de las que reflexionan de vez en cuando sobre la gran repercusión que tienen los gestos más pequeños que hacemos en nuestro día a día, a veces incluso sin darnos cuenta; pero jamás pensé que dos palabras, dos simples palabras, pudieran llevarse por delante todo aquello por lo que siempre habías luchado. Doce años de felicidad que se esfuman con treinta segundos de confusión, cuarenta y seis años de sonrisas y llantos que desaparecen con un movimiento en el momento menos indicado. Un accidente, casual, inintencionado, que arranca sueños, alegrías y planes de entre las manos y se lleva lo que estaba por pasar para no devolverlo. Ese pequeño gesto, el pensamiento como un rayo, el escalofrío que recorre el cuerpo de arriba a abajo, las dos palabras pronunciadas que le van a dar la vuelta a todo, el dolor que sucede a la tragedia que nunca entenderás. La voz, la sonrisa, la risa, el enf...
Como cada mañana, abrió el único chat que tenía fijado y escribió con velocidad: "buenos días! :)", guardó el móvil en su bolsillo trasero y fue a desayunar. Se puso el café y le llegó un mensaje, lo que hizo que el corazón de la chica se parara por un momento y comenzara a latir con mucha fuerza al pensar que había sido ese chat de arriba del todo el que había sonado. Sabía que no era así, pero aún le pasaba, no había conseguido acostumbrarse a la ausencia de la antigua dueña de esa conversación. Supuso que era normal, apenas hacía diez días de todo, bastante que iba a volver a clase. Se tomó el café y una tostada a duras penas, desde que su ángel de la guarda se había ido nunca le apetecía comer nada. Le dolía que los buenos días nunca tuvieran un segundo tick indicando que habían llegado a su destinataria. Pero es que en realidad ya no había destinataria. La chica salió del portal y caminó, triste, mientras una canción que no era capaz de escuchar sonaba en sus cascos y ...